Indice - Comentarios Reales
Capítulo XIX: Sacan indios de la costa para colonizar la tierra adentro. Muere el Inca Cápac Yupanqui.
De Nanasca sacó el Inca indios de aquella nación para trasplantarlos en el río Apurímac, porque aquel río, desde el camino real que pasa del Cozco a Rímac, pasa por región tan caliente que los indios de la sierra, como son de tierra fría o templada, no pueden vivir en tanta calor, que luego enferman y mueren; por lo cual, como ya se ha dicho, tenían los Incas dada orden que cuando así se trasplantasen indios de una provincia a otra, que ellos llaman mitmac, siempre se cotejasen las regiones, que fuesen de un mismo temple de tierra, por que no se les hiciese de mal la diferencia destemplada, pasándolos de tierra fría a tierra caliente o al contrario, porque luego mueren; y por esto era prohibido bajar los indios de la sierra a los llanos, porque es muy cierto morir luego dentro de pocos días. El Inca, teniendo atención a este peligro, llevó indios de tierra caliente para poblar en tierra caliente y fueron pocos, porque había poca tierra que poblar a causa de que el río Apurímac, por pasar entre altísimas y asperísimas sierras, tiene a una mano y a otra de su corriente muy poca tierra de provecho, y esa poca no quiso el Inca que se perdiese, sino que se aprovechase en lugar de jardines, siquiera por gozar de la mucha y muy buena fruta que se cría en las riberas de aquel famoso río.
Hecho esto y dejado el orden acostumbrado para el gobierno de las provincias nuevamente ganadas, se volvió el príncipe Inca Roca al Cozco, donde fue muy bien recibido de su padre y de su corte. A los capitanes y soldados mandó despedir, habiéndoles hecho mercedes y favores por los servicios de la guerra. Y por entonces le pareció al Inca Cápac Yupanqui no pasar adelante en sus conquistas porque ya se sentía viejo y deseaba asentar y confirmar en su servicio lo ganado. En esta quietud vivió algunos años, con mucho cuidado del beneficio de sus vasallos, los cuales asimismo acudían con mucho amor y prontitud al servicio del Inca, así en la labor de la casa del Sol como los demás edificios que se hacían, unos por mandado del Inca y otros que los indios inventaban por servir y darle gusto, cada provincia de por sí en su distrito.
En esta quietud y descanso falleció el Inca Cápac Yupanqui; fue valerosísimo Príncipe, digno del nombre Cápac que los indios en tanto estimaron. Fue llorado en la corte y en todo su reino con gran sentimiento; fue embalsamado y puesto en el lugar de sus pasados. Dejó por sucesor a Inca Roca, su hijo primogénito y de la Coya Mama Curiyllpay, su mujer y hermana; dejó otros muchos hijos e hijas, legítimos y bastardos, que, por no saber el número cierto, no se ponen, mas de que se cree que pasaron de ochenta, porque los más de estos Incas dejaron a ciento y a doscientos, y algunos hubo que dejaron más de trescientos hijos e hijas.
Capítulo XIX: Sacan indios de la costa para colonizar la tierra adentro. Muere el Inca Cápac Yupanqui.
De Nanasca sacó el Inca indios de aquella nación para trasplantarlos en el río Apurímac, porque aquel río, desde el camino real que pasa del Cozco a Rímac, pasa por región tan caliente que los indios de la sierra, como son de tierra fría o templada, no pueden vivir en tanta calor, que luego enferman y mueren; por lo cual, como ya se ha dicho, tenían los Incas dada orden que cuando así se trasplantasen indios de una provincia a otra, que ellos llaman mitmac, siempre se cotejasen las regiones, que fuesen de un mismo temple de tierra, por que no se les hiciese de mal la diferencia destemplada, pasándolos de tierra fría a tierra caliente o al contrario, porque luego mueren; y por esto era prohibido bajar los indios de la sierra a los llanos, porque es muy cierto morir luego dentro de pocos días. El Inca, teniendo atención a este peligro, llevó indios de tierra caliente para poblar en tierra caliente y fueron pocos, porque había poca tierra que poblar a causa de que el río Apurímac, por pasar entre altísimas y asperísimas sierras, tiene a una mano y a otra de su corriente muy poca tierra de provecho, y esa poca no quiso el Inca que se perdiese, sino que se aprovechase en lugar de jardines, siquiera por gozar de la mucha y muy buena fruta que se cría en las riberas de aquel famoso río.
Hecho esto y dejado el orden acostumbrado para el gobierno de las provincias nuevamente ganadas, se volvió el príncipe Inca Roca al Cozco, donde fue muy bien recibido de su padre y de su corte. A los capitanes y soldados mandó despedir, habiéndoles hecho mercedes y favores por los servicios de la guerra. Y por entonces le pareció al Inca Cápac Yupanqui no pasar adelante en sus conquistas porque ya se sentía viejo y deseaba asentar y confirmar en su servicio lo ganado. En esta quietud vivió algunos años, con mucho cuidado del beneficio de sus vasallos, los cuales asimismo acudían con mucho amor y prontitud al servicio del Inca, así en la labor de la casa del Sol como los demás edificios que se hacían, unos por mandado del Inca y otros que los indios inventaban por servir y darle gusto, cada provincia de por sí en su distrito.
En esta quietud y descanso falleció el Inca Cápac Yupanqui; fue valerosísimo Príncipe, digno del nombre Cápac que los indios en tanto estimaron. Fue llorado en la corte y en todo su reino con gran sentimiento; fue embalsamado y puesto en el lugar de sus pasados. Dejó por sucesor a Inca Roca, su hijo primogénito y de la Coya Mama Curiyllpay, su mujer y hermana; dejó otros muchos hijos e hijas, legítimos y bastardos, que, por no saber el número cierto, no se ponen, mas de que se cree que pasaron de ochenta, porque los más de estos Incas dejaron a ciento y a doscientos, y algunos hubo que dejaron más de trescientos hijos e hijas.
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